Empresas españolas han comprado en los últimos cuatro años cerca de seis toneladas de marihuana producidas en el país vecino para luego ser exportadas a otros países porque aquí aún no está permitido su uso.

España, pese a carecer aún de una regulación del cannabis medicinal, importa marihuana cultivada en países donde sí está legalizado ese uso y luego la exporta. El comercio es de tal tamaño que se ha convertido en el segundo país que más cannabis importa de Portugal, cerca de seis toneladas en los últimos cuatro años, según los datos publicados por la Agencia estatal portuguesa de los Medicamentos y Productos Sanitarios, Infarmed.

La falta de una regulación, solicitada por el Congreso de los Diputados en 2022 y que el Ministerio de Sanidad empezó a tramitar el pasado mes de febrero, no es un obstáculo para que el mercado de un producto legalizado en multitud de países opere y circule a través de España.

Ese mercado, que mueve cientos de millones de euros en el mundo, ya tiene a España como uno de sus más importantes centros de operaciones. Las autorizaciones de cultivo que concede la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) del Ministerio de Sanidad para cultivo de cannabis con fines de producción medicinal y de investigación han permitido que nuestro país figure este año entre los siete primeros del mundo con mayor producción lícita de marihuana de uso terapéutico, según las notificaciones realizadas por cada estado a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

Las 36 toneladas de cannabis medicinal que se van a producir este año en España, un 53% más que en 2023, tienen que ir destinadas, sin embargo, a la exportación a países donde está regulado un uso terapéutico de la planta que aquí aún no ha sido legalizado. Y lo mismo sucede con el cannabis que se importa de otros países, como Portugal, donde la regulación del uso medicinal de la marihuana fue aprobada en 2018, hace ya seis años.

Los datos de Infarmed, que publica informes semestrales sobre la evolución de la actividad del cannabis medicinal en Portugal, reflejan que en los últimos cuatro años, entre 2020 y 2023, España ha sido, después de Alemania, el país al que más se ha exportado marihuana producida en territorio portugués, un total de 5.985 kilos.

Esa cantidad supone el 19% de los 31.788 kilos de cannabis que Portugal ha exportado en estos cuatro años a otros países, aunque el porcentaje que ha llegado a España ha aumentado hasta representar el 23,5% de la producción total de ese país entre 2022 y 2023. En este último año, fueron importados 2.181 kilos.

El informe de la agencia estatal del medicamento detalla que en Portugal hay 29 entidades que tienen autorización para cultivar cannabis, 19 para fabricación y 37 para importación y exportación. Tras nuestro país, los principales destinos del cannabis lícito portugués son Polonia, Australia, Malta y Reino Unido, todos ellos con regulaciones aprobadas para el uso medicinal de la marihuana.

La escueta respuesta del Ministerio de Sanidad

El Ministerio de Sanidad, a preguntas de este periódico, ha eludido responder cuántas entidades están autorizadas para importar cannabis medicinal de Portugal y la cantidad que han importado, y si hay autorizadas importaciones de otros países. El departamento de Mónica García se ha limitado a contestar a Público que el cannabis que se importa desde Portugal “no se utiliza con fines médicos en España, sino que se somete a diferentes procesos en entidades autorizadas por la AEMPS para su posterior exportación a países en los que sí está permitido el uso médico del cannabis”.

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Además, Sanidad reitera que actualmente en España no está autorizado el uso terapéutico del cannabis, por lo que la producción de los cultivos de plantas autorizadas por la AEMPS tiene que exportarse a países donde estos productos sí están permitidos.

Arnau Valdovinos, fundador y consultor de Cannamonitor, consultora que ha elaborado el primer informe sobre el mercado del cannabis en España, ha señalado a este periódico que la mayoría de la marihuana procedente del país vecino la importa Medalchemhy, empresa ubicada en el Parque Científico de Alicante y propiedad de Curaleaf, la mayor operadora multiestatal cannábica de EEUU y con mayor presencia en Europa, que adquirió Terra Verde, la primera entidad con licencia de cultivo en Portugal.

Tras su paso por España, ese cannabis, según Valdovinos, se exporta fundamentalmente a Reino Unido, donde Curaleaf tiene su principal base europea, para el tratamiento de pacientes británicos, y otra parte podría ir destinada a Alemania, donde también se ha asentado la multinacional estadounidense. Cuando Curaleaf adquirió en 2021 Emmac, la empresa británica a la que pertenecía anteriormente Medalchemy, ya anunció que se trataba de una operación para situarse en varios mercados europeos clave en el sector del cannabis medicinal: Reino Unido, Alemania, Italia, España y Portugal.

Hay otra empresa que está trayendo cannabis de Portugal, pero como mero proveedor de servicios farmacéuticos, Ionisos, una proveedora de esterilización con rayos gamma que tiene una planta en Tarancón (Cuenca), según han señalado diversas fuentes del sector.

Una actividad regulatoria más ágil

La única empresa española que hizo pública la importación de cannabis fue Worldpharma Biotech, tras recibir la autorización de la AEMPS y firmar en 2021 un acuerdo con la filial portuguesa de la multinacional canadiense Tilray, uno de los gigantes mundiales del sector, que cotiza en las bolsas de Nueva York y Toronto. Worldpharma estaba ubicada en el Parque Científico de la Universidad de Valencia, pero recientemente ha tenido que cesar su actividad debido a unas graves dificultades financieras.

Juan José García, fundador y exceo de Worldpharma, recuerda en declaraciones a Público que con Tilray importaron de Portugal unos dos kilos de cannabis para un ensayo sobre extracciones de CBD, y que también le compraron cuatro kilos más a otra empresa del país vecino para la elaboración de un proceso de fabricación de THC que luego vendían a una distribuidora alemana.

“Traíamos el cannabis de Portugal porque allí la actividad regulatoria es mucho más ágil, menos burocrática; y también por los costes, que son más asequibles”, explica Juan José García. Los tiempos, los plazos legales y administrativos que establece cada país son, según el fundador de Worldpharma, decisivos para la viabilidad de un proyecto: “Los relojes farmacéuticos regulatorios son totalmente distintos y pueden ser difíciles de soportar desde el punto de vista financiero hasta llegar a la certificación, mientras tienes que pagar nóminas, instalaciones…”.

Crece la importación desde Suramérica

Pero España no sólo importa cannabis medicinal de Portugal. García asegura que ahora es más asequible traerlo de países suramericanos, fundamentalmente Colombia, donde hay una gran producción y se han alcanzado cotas de calidad muy cercanas a los estándares europeos.

En el Registro Unificado de Empresas de Sustancias Activas (RUESA) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios figura que Linneo Health, la mayor productora de cannabis medicinal en España, tiene importación de cannabis de una compañía ubicada en Uruguay, Fotmer Corporation. Linneo, propiedad del magnate Juan Abelló y un fondo inversor británico, declara tener capacidad para llegar a producir 25 toneladas al año en sus instalaciones de la comunidad autónoma de Murcia para la plantación y procesado de flores secas, desde las que suministra productos a Alemania, Reino Unido, Israel e Italia.

Arnau Valdovinos considera que los movimientos de producción en España y de importación de otros países, “sin haber ningún tipo de claridad regulatoria”, demuestra que “hay un potencial muy grande” tanto en experiencias como en talento para el desarrollo de una industria farmacéutica y medicinal en torno al uso del cannabis en nuestro país. “Si hubiera un mínimo apoyo público, España sería una potencia, como lo es en el mercado clandestino de la marihuana. Por clima, por condiciones, por talento, si España hiciera como ha hecho Portugal, seríamos los más grandes”, subraya el responsable de Cannamonitor.

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Empresas españolas en Portugal

Y no solo se importa, también hay empresas españolas que se han instalado en Portugal para producir allí el cannabis. Valdovinos destaca los casos de Greenbepharma, una empresa del Grupo de Prado, multinacional del mercado del aceite de oliva creada en Córdoba, y Kannabeira, fundada por profesionales españoles, y también el de Agropharm, una empresa de ingeniería andaluza que ha hecho diversos proyectos de instalaciones para el cultivo de cannabis en territorio luso.

“Hay muchos profesionales, cultivadores, ingenieros españoles que se han ido a trabajar allí”, subraya Arnau Valdovinos. En el informe que ha publicado este año su consultora sobre el mercado del cannabis en España se destaca la experiencia del país vecino: “Portugal ha demostrado una colaboración sólida entre productores, empresas, asociaciones, autoridades y academia, posicionándose como uno de los principales actores del mercado europeo”.

“Calculamos que Portugal está produciendo el doble de cannabis medicinal que España, aunque eso no figure en los informes de la JIFE”, dice Valdovinos. Los datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, aportados por los gobiernos de cada país, reflejan que Portugal ha quintuplicado su producción este año, de 6,5 toneladas a 32. Sin embargo, esa producción de cannabis es inferior a la que ha comunicado España, que alcanza las 36 toneladas.

Según el informe de Cannamonitor, en España hay unas 60 empresas que ya operan activamente en el mercado del cannabis como estupefaciente para uso medicinal o investigación. Y de acuerdo con la tendencia internacional de referencia, el estudio estima que en el horizonte de 2030 podría haber una horquilla de entre 13.000 y 196.000 pacientes tratados con cannabis en España, que requerirían entre una y 31 toneladas de flor, o su equivalente en extractos, que generarían unas ventas de hasta 335 millones de euros.

La regulación en Portugal establece que debe ser un médico quien prescriba el cannabis mediante una receta para adquirirlo en una farmacia, siempre que otros tratamientos no hayan hecho efecto al paciente. Los productos deben ser autorizados por Infarmed y no está permitido el autocultivo de plantas como suministro.

La prescripción del cannabis está autorizada en el país vecino para nueve casos, entre ellos la espasticidad asociada con esclerosis múltiple o lesiones de la médula espinal; náuseas y vómitos a causa de quimioterapia, radioterapia o terapia combinada para medicamentos contra el VIH y hepatitis; estimulación del apetito en cuidados paliativos de pacientes en tratamiento oncológico o con sida; dolor crónico y dolor neuropático.

Fuente Publico.es

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.